María Adamuz y Silvia Luchetti en la buena COMPANY de Banderas

No todos los días se tiene la oportunidad de ver sobre un escenario a algunos de los nombres que hacen grande nuestro teatro musical. Ese hito nos llega de la mano de Antonio Banderas con Company en la reapertura del Teatro Albéniz. Charlamos en Carlos Rivera Comunicación con dos de sus protagonistas, Silvia Luchetti y María Adamuz, como madrinas de lujo para este espacio de actualidad sobre los proyectos que comunicamos en la actualidad. Un lujo que nos permite hacer una perspectiva del género en las últimas dos décadas de la mano de dos versátiles profesionales que nos siguen haciendo felices encima de los escenarios. De la reacción del público ante Company, destacan que “siempre encuentra una historia con la que sentirse identificado”.

Siéntense en sus butacas y disfruten de sus palabras. El espectáculo está a punto de comenzar.

“Contar con el dreamteam del teatro musical español hace que Antonio brille aún más”. Para Silvia Luchetti es “de una gran inteligencia” que Antonio Banderas haya contado con este elenco ‘de campanillas’. La actriz destaca que “es un líder a todos los niveles que busca donde puedes brillar para potenciarlo”. María Adamuz destaca de él como director que “es muy respetuoso, nos da el valor que no nos ha dado nadie hasta ahora a los intérpretes de teatro musical”. De hecho, Banderas la ‘compró’ totalmente su propuesta para su personaje: “Me dejó fluir desde el principio” y eso se nota especialmente en una escena que comparten el malagueño y la marbellí.

Una obra coral en la que es esencial la escucha del elenco. Comenta María Adamuz que de entrada le sorprendió la propuesta de Antonio. Mientras unos pocos personajes están en foco, el resto de actores observa la escena. De alguna forma para ella es “rescatar la idea del teatro griego”. En ese momento, Banderas les permite “jugar se vea o no a veces desde el propio personaje y otras desde el intérprete”, comenta Luchetti. Tienen una pequeña parte ‘pautada’ y a partir de ahí se les permite crear sin perder en palabras de Silvia Luchetti “el placer de poder ver actuar a mis estupendos compañeros”.

“Cuando me enteré de que se reabría el Albéniz lloré de la emoción”. En el año 2008, Silvia Luchetti junto a Mario Gas y Vicky Peña, compañeros en Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny  y otros muchos profesionales se manifestaron para evitar que el Teatro Albéniz fuera derruido. Es por ello que para la protagonista de Sonrisas y lágrimas fue muy especial “poder contarle a Antonio en primera persona la historia de la plataforma Salvemos el Albéniz”. Por su parte, Adamuz con una gran sonrisa de satisfacción admite que “siento que haber estado en esta reapertura con este musical me permite ser parte de la historia del teatro español”.

‘Intérprete de teatro musical’, una etiqueta que solo existe en España. Cuando uno va a Broadway o al West End sus artistas son lo suficientemente valorados. A fin de cuentas cantan, bailan, interpretan…  En definitiva, son intérpretes 360º que allí sí se valoran en castings de audiovisual, pero que aquí es un impedimento esa etiqueta absurda. Adamuz considera un hito en su carrera poder haber accedido a una serie como Amar es para siempre en la que rueda estos días. Se va haciendo camino al andar poco a poco gracias a que primeras figuras como el propio Banderas reivindican que estos grandes profesionales deban tener un hueco destacado también en el mundo audiovisual.

“El gran problema de que directores anglosajones dirijan en España es que no comprenden nuestra forma de expresarnos”. Silvia Luchetti que ha formado parte de muchos musicales ‘franquiciados’ que suelen venir con directores ingleses o americanos entiende perfectamente las críticas que parte del público tiene hacia el tono al que se dota la interpretación de ciertos musicales anglosajones. Estos pretenden ‘repicar’ lo que se hace en Broadway o West End al detalle, sin tener en cuenta ni nuestro humor ni nuestra idiosincrasia expresiva. Lo que allí puede resultar ‘natural’ o a ellos les suena natural al no entender el idioma, aquí resulta chocante. Afortunadamente, en Company tenemos un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas muy bien con un personaje que a priori podría resultar chirriante por su tono de voz. Así, Luchetti alaba lo que ha conseguido María Adamuz: “Ha conseguido un tono tan natural que la gente se cree que habla así”.

Sondheim, entre la admiración por toda su obra y la gran excusa de Company para descubrirlo. La relación de las dos actrices con el autor de Follies es bien distinta. Silvia Luchetti admite que “soy muy de Sondheim”. En cambio, María Adamuz nos confiesa que se ha hecho fan de él a raíz de su trabajo en Company. Ambas estuvieron sobre el escenario del Teatro del Soho el 26 de noviembre de 2021, cuando falleció el compositor que se quedó a punto de ver el musical. En aquella fecha señalada según nos relata Luchetti: “Lloramos mucho en los saludos, era como si se hubiese muerto nuestro abuelo del teatro musical”.

“En estos 20 años el género ha crecido mucho y no le puedes ofrecer cualquier cosa al público”. Luchetti valora positivamente cómo el musical ha llegado hasta la actualidad cuando Madrid se ha convertido en la tercera capital del mundo en el género y la primera en habla castellana. Para llegar a este momento ha sido esencial adaptar el modelo de trabajo del musical anglosajón que nos llegó gracias a las franquicias. Según la actriz de Anastasia: “Ellos tienen una maquinaria muy bien engrasada que ahora ya podemos usar también en espectáculos autóctonos como ha pasado con El tiempo entre costuras”.

En mitad de este clima de euforia por la gran cantidad de títulos en cartel, Adamuz solo puede “desear mucha suerte a todas las producciones, no comprendo que haya profesionales que estén deseando que alguien caiga”. A fin de cuentas, como ocurre en Broadway y en el West End este momento frenético sirve para crear el futuro de la industria del teatro musical en nuestro país.

Dos grandes carreras en unas líneas

María Adamuz

Adamuz comenzó su carrera “por una serie de casualidades que me hicieron llegar a Madrid”. Ya en la capital en la escuela tuvo la oportunidad de hacer una prueba que la cambió la vida. We Will Rock You fue su entrada por la puerta grande en el mundo del teatro musical. De esa experiencia recuerda con cariño todo el “aprendizaje a marchas forzadas” que extrajo de este musical con las canciones de Queen. A partir de ahí llegarían un gran número de trabajos como Forever Young a las órdenes de Tricicle, La Bella y La Bestia, Grease o The Hole 2 en el que se convirtió en una peculiar ratita. Actualmente compagina Company con las grabaciones de Amar es para siempre, lo que la ha permitido conocer de primera mano un sistema de grabación muy bien engrasado con “un equipo maravilloso que te pone las cosas muy fáciles”.

Silvia Luchetti

Luchetti llegó a España con un gran bagaje profesional en su Argentina natal, en la que se enamoró del género viendo Nine. Como si lo hubiese atraído con esa ilusión por formar parte del género, llegaron los castings de La Bella y la Bestia en los que fue escogida. El salto del charco a España fue con El Fantasma de la ópera. A partir de ahí han sido muchos los personajes que le ha tocado acometer como la icónica María de Sonrisas y lágrimas: “cuya audición preparé en mi huerto azada en mano”, comenta divertida. De aquel musical pone en valor la figura de su director, el inolvidable Jaime Azpilicueta, uno de los precursores del musical en España, al que profesa “un gran agradecimiento”. No nos olvidamos tampoco de su Condesa Lily en Anastasia, con el que disfrutó mucho de la mano de Javier Navares y pudiendo “volver a bailar en un escenario” -no olvidemos que su primera vocación fue la danza. Entre sus últimos trabajos destaca Casi normales en la que “la gente salía removida”. Tanto es así que una persona la dijo que iba a dejar de tomar pastillas y usar métodos alternativos. Una muestra más del poder sanador del teatro que ahora tiene la oportunidad de inculcar también en su faceta docente con las futuras generaciones que construirán el género en nuestro país.

María Adamuz

Adamuz comenzó su carrera “por una serie de casualidades que me hicieron llegar a Madrid”. Ya en la capital en la escuela tuvo la oportunidad de hacer una prueba que la cambió la vida. We Will Rock You fue su entrada por la puerta grande en el mundo del teatro musical. De esa experiencia recuerda con cariño todo el “aprendizaje a marchas forzadas” que extrajo de este musical con las canciones de Queen. A partir de ahí llegarían un gran número de trabajos como Forever Young a las órdenes de Tricicle, La Bella y La Bestia, Grease o The Hole 2 en el que se convirtió en una peculiar ratita. Actualmente compagina Company con las grabaciones de Amar es para siempre, lo que la ha permitido conocer de primera mano un sistema de grabación muy bien engrasado con “un equipo maravilloso que te pone las cosas muy fáciles”.

Silvia Luchetti

Luchetti llegó a España con un gran bagaje profesional en su Argentina natal, en la que se enamoró del género viendo Nine. Como si lo hubiese atraído con esa ilusión por formar parte del género, llegaron los castings de La Bella y la Bestia en los que fue escogida. El salto del charco a España fue con El Fantasma de la ópera. A partir de ahí han sido muchos los personajes que le ha tocado acometer como la icónica María de Sonrisas y lágrimas: “cuya audición preparé en mi huerto azada en mano”, comenta divertida. De aquel musical pone en valor la figura de su director, el inolvidable Jaime Azpilicueta, uno de los precursores del musical en España, al que profesa “un gran agradecimiento”. No nos olvidamos tampoco de su Condesa Lily en Anastasia, con el que disfrutó mucho de la mano de Javier Navares y pudiendo “volver a bailar en un escenario” -no olvidemos que su primera vocación fue la danza. Entre sus últimos trabajos destaca Casi normales en la que “la gente salía removida”. Tanto es así que una persona la dijo que iba a dejar de tomar pastillas y usar métodos alternativos. Una muestra más del poder sanador del teatro que ahora tiene la oportunidad de inculcar también en su faceta docente con las futuras generaciones que construirán el género en nuestro país.